Carta al director de El País del día 31 de diciembre de 2016
Lo confieso, estoy estupefacto. Después de haber sufrido varios abusos por parte del banco en una hipoteca de reciente creación, observo con estupor como su plan de “insumisión” sigue adelante sin que nadie lo pare. Sus clientes tendrán que reclamar por vía judicial el dinero que les cobraron de más —por decirlo finamente— en las cláusulas suelo. Eso con el consiguiente perjuicio de tiempo, dinero y recursos públicos. ¿No existe poder terrenal que pueda obligarles a devolver, inmediatamente, el dinero del que se apropiaron por su mala praxis? Luego los políticos se preguntarán por qué afloran los populismos.— Javier Bardón Treceño. Alcalá de Henares (Madrid).
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